martes, 26 de julio de 2011

''Requiem in Pace''

Gracias por perseguirme,
Por recordarme que no voy solo.
Gracias por asfixiarme,
Y después darme aire,
Gracias por matarme
Y fingir que puedes resucitarme
Gracias por de todo despojarme,
Gracias por jamás amarme.
Agradezco con indiferencia,
Desde que vivo en indiferencia.
Tanto tiempo, y me es imposible
No dejarte dentro.
Recuerdo inútil de mi ego,
Herramienta de mi amor,
Las arañas tejen
Mientras los humanos duermen,
Las arañas tejían,
Mientras nuestros seres sonreían.
La oscuridad caía,
Anunciando que la madrugada llegaría.
Oscuridad cretina, que no avisó que eterna sería,
Sol que sólo quema,
Lámparas de recuerdos,
Cenizas con olores a muertos,
Inertes pero caminantes cuerpos,
Atrofiados cerebros,
Pasos lentos,
Tropiezos en la oscuridad,
Miedo en la madera que ha de rechinar,
Ojos muertos,
Lágrimas inmortales,
Marcas imborrables,
Moretones innegables,
Invisible futuro,
Destino oscuro.
Polvo flotante,
Recuerda el uso de la madera distante.
Calidez de alientos impregnados en el aire.
Frialdad de coagulada sangre.
Cobertor de redes,
Telarañas que decoran la cama.
Porque eres tú el fantasma,
Que sigue a otro fantasma.

jueves, 21 de julio de 2011

Hado Encontrado

Ayer me porté mal, y hoy en la mañana también, creía que había hecho todo lo posible por ser como cuando era pequeño, donde tenía un alma pura, brillante y sin pecado. Donde la inocencia brillaba no sólo en mis ojos, sino también en mi rostro, en cada sonrisa tímida de asombros de lo que era la vida que apenas comenzaba. De pequeño también solía acostumbrar que siempre que me caía me levantaba, con mi sonrisa y mirada traviesa que me caracterizaban, y más tarde mi pensamiento duradero hasta tarde-noche donde reflexionaba todo lo que había hecho y sentía todo lo que había desecho, pero en ese lugar que aún sigo percibiendo, donde hay una fuerza apuntando, a cada segundo de lo que hago, pero donde vislumbro un lugar más espacioso que no acabaría de observar jamás, tan lleno de tesoros, de mis tesoros que me ha concedido el Universo, del cofre que talvez sea yo.
De mi mente llena de almacenes y de inventarios.
Poco a poco fui creciendo, tanto cuerpo como mente se fueron desarrollando, pero talvez sin darme cuenta mi alma se fue ensuciando. La mirada que antes brillaba se fue opacando, pero seguía con ese destello de mi alma innata que Dios me había dado, y que ahora estaba cubierto de pecados.
Desde mi parecer todas las personas tienen una esencia impecable, tan noble y bondadosa que cada una conforma el haz de luz del cielo que percibimos desde la Tierra. Pero se opaca, se opaca tanto, al enrollarnos con vendas de perversión. Muchos ya nos dan por momificados, pero aún en la noche, por muy dentro, el cadáver que dicen que ya somos sigue brillando.
Me he perdido, en una inmensa oscuridad, a pesar de que voy acompañado, también he preferido la maldad, aunque Dios alumbre mi camino vuelvo a tropezar, y caigo de nuevo en un abismo que me envuelve aún más.
Hoy, mientras estaba consciente de que había tropezado, ayer, antier, hace dos años, hoy mismo, necesitaba pelear la batalla, si era necesario de rodillas, pero esta vez no dejaría que me apuñalara, que en rodillas me degollara mi peor enemigo. Seguiría aún vivo, sí, sigo vivo.
Siempre había estado consciente de algo: Dios no se tragaba mis cuentos, yo no me tragaba a mí mismo, o talvez a mi luz interna se le atoraba el pecado de mis vendas.
Y hoy nuevamente, mientras parecía que corría pero en realidad caminaba, mientras la conciencia me perseguía como fiel amiga, mientras me impulsaba talvez a sacar los destellos que dentro de mi había pero que lucían hoy apagados, decidí leer una frase sabia, un presagio, el destino, algo que no sabía, pero que el mismo destino me llegó a ser acreedor de. Con nervios por mi culpa, con mi emoción de infante, fui con el hombre inmóvil de la vestimenta negra, aquél que se movía si le echabas una moneda.
Metí en una lata las dos monedas que mi madre me había dado, si ella contribuyo pienso que talvez fue el hado. El hombre de la vestimenta negra sacudió la caja, la abrió y estaban millones de esperanzas declaradas por el Universo para el Universo, por la energía que me había conducido hacía ello.
Pensé que ese acto quebrantaba mi fe, y me dejaría ver lo que algún día podría ser, pero no me dejaría disfrutar el camino que tenía para llegar hacía él.
Cuando me decidí a tomar uno de los miles de pequeños pergaminos que había en la caja y lucían como abismos de esperanzas, o desesperanzas, de tentaciones y perdones, el hombre que ahora era móvil retiraba de mí la caja, yo trataba de tomar un pergamino y él lo alejaba.
Cuando al final metí mis manos en esos futuros ajenos me percaté de que mi futuro estaba rodeado de ellos, saqué uno y fue entonces cuando me di cuenta de que el hado había concluido mi destino.
Temeroso, desenrollé aquél pergamino, temeroso aún más de leerlo, concluí ha hacerlo en voz alta:

Confía en la persona amada porque
siempre estará contigo, no abuses
y recuerda que todo llegará a un límite.

De inmediato abracé a mi madre – pensando que a ella era a quien se refería esa señal actual- También pensé en la única persona ajena a mi familia que fui capaz de amar, pero sin embargo me di cuenta de que no era para ella, ya que ese sentimiento que yo decía poseer se había destruido ya. Últimamente había sido muy grosero con mi madre, así que decidí mejorarlo, mejorarme y cambiar en todos los aspectos.
Pero no fue hasta que el cielo pasó de nublado a oscuro, cuando sentí un pesar en mí, un malestar del hado que representaba en hechos reales, que eso que yo creía del papel no era lo marcado.
Camine frustrado, con el cuerpo pesado, y volví a leer el papel, era el destino, era el hado, tenía que volver  a reflexionarlo, me sentía incompleto, talvez mi luz sabía el verdadero significado del pergamino que yo había disfrazado.
Lo leí de nuevo, tres veces, susurrando, pensando, analizando, culpando. Culpando a las vendas que me habían arruinado.

Confía en la persona amada porque
siempre estará contigo, no abuses
y recuerda que todo llegará a un límite.

Desglosando, otra vez temeroso, otra vez analizando lo que podía ser hermoso, me di cuenta de que la persona amada era Dios, de que a pesar de mis falsos inventos, de que a pesar de que no se tragaba mis cuentos, veía brillar la luz de mis arrepentimientos.
Ayer y en la mañana había abusado de su amor, de su confianza, de su orden, del brillo más resplandeciente que el mío, del que jamás me había abandonado. Me asusté cuando leí la tercera línea, (‘’ y recuerda que todo llegará a un límite. ’’) todo lo había estado arruinando, y si seguía por ese camino talvez después caminaría abandonado. Pero regresé al comienzo de la segunda línea ‘’siempre’’, me di cuenta entonces de que a pesar de que mí brillo fuera incapaz de alumbrar mi cuerpo ya oscuro, el brillo imponente de él siempre por mí se iba a compadecer.
Si así fuera, no tendría por qué temer, entonces, decidí releer.

Confía en la persona amada porque
siempre estará contigo, no abuses
y recuerda que todo llegará a un límite.

no abuses
y recuerda que todo llegará a un límite.

no abuses
y recuerda que todo llegará a un límite.

no abuses
y recuerda que todo llegará a un límite.

Repetí cuatro veces, hasta que al fin comprendí, yo sería bueno, sería menos indigno de él y así la negrura de mi alma por fin iba a desaparecer, yo tenía la respuesta si quería que mi luz volviera a resplandecer, yo tenía la innata pureza para deshacer las vendas, yo tenía en él la capacidad para inocentemente reír otra vez.

miércoles, 20 de julio de 2011

La Huída

Mira tus sombras
Observa lo que de ellas has hecho
Ya no te escondas
Pues nadie piensa cavar tu lecho
Corres y asustas
Pero más te disgustas
Al saber que no le gustas
Brincas y Lloras
Se te hacen largas las horas
Corres y Ríes
Devoras como los reptiles
Brincas y vives
Juegas como los pibes
Caes y te levantas
Están dispuestos a cubrirse con tus mantas
Cubres y Descubres
Que nunca hubieron llamas dentro de sus lumbres
Plañes y temes
Que dentro de unos instantes te quemes

Murad Tapia

(Todos los Derechos Reservados) ®

viernes, 15 de julio de 2011

Luz, Oscuridad, no materia

Y así como la vida,
La muerte es un secreto,
Que se esconde en el universo,
En nuestro universo
Y que jamás es descubierto,
Aún ni cuando hemos muerto.
El Mundo de los vivos espera a los muertos
Contar el misterio.
La dimensión de los muertos espera a los vivos
Resolverlo con su criterio.
Ambos comienzan una batalla perdida,
Pero ambos suponen la victoria.
En vida o muerte,
Saben, algún día probarán la gloria.
La guerra es oscura,
Pero la ignorancia siempre es pura.
Sólo el cosmos tiene la respuesta
Para el cosmos.
Sólo el cosmos tiene la respuesta
Para el polvo de estrellas que somos.
Pero lo cierto es que no habría luz
Sin oscuridad.
No habría polvo de estrellas capaz de brillar,
Sin rodearse del opacamiento de la maldad
No habría bondad,
Sin una guerra nevando de incomodidad.
La esperanza es el camino engañoso
Que seguimos en vida, pero nos persigue,
Nos induce a iniciar una huída.
Y cuando la vida se acaba,
Talvez encontremos la puerta de salida.
Para iniciar de nueva cuenta,
En un lugar donde ya se distinga la escala de grises,
Donde ya no nos persigan,
Donde la luz que hace visible a los oscuros
Seamos nosotros.
O donde la oscuridad que opaca a los blancos,
Se nuestra alma invisible.