martes, 25 de octubre de 2011

Tu amor

Y fue en ese momento, en el que en realidad no te iba a saludar, acudía a despedirme y rechazaste mi mano. Le aclaré a tu inútil orgullo que sería la última vez que volverías a usarlo. Te deje firme la idea de que de mí no te volverías a burlar , pero más firme y esperando que más la entiendas lo hice, te lo dije, por la simple y difícil razón de amarte, quería por un buen camino llevarte, aunque no fuera de mi mano, pero seguro en que te amo, hacer lo que también creía correcto. Después ya más decidido y a la vez más consumido te mencioné unos cuantos aspectos que mi ilusión creía no te dejaban ir a la cama.
Y es que cada vez que no te saludaba, lo hacía por ti, no por mí.
Cada vez que no te miraba, aunque lucieras más bello que el alba, lo hacía por ti, no por mí.
Cada vez que fingía no amarte, lo hacía por ti, no por mí.
Me moría de ganas de estrujarte, poner mis labios en tu mejillas, colorearlas de rojo como haciendo arte. Pero me cohibía, y lo hacía por ti, no por mí, y así cada día.
Algún instante me dijiste que siquiera me sentías distante, pues yo no era nada en tu vida,  no tenía un significado, mi existencia no existía.
Y tal vez llegué a decírtelo con exactitud, en el momento preciso. En ese momento en el que te diste cuenta, de que para el pasado no hay vuelta.
Con los ojos que alguna vez amé, veías los míos borrosos.
Me preguntabas el porqué, el porqué nunca hice lo que debía de hacer.
Mis ojos ya ocupados, cedieron a los suspiros.
Y repetí que tú fuiste el único porqué.
Y confundido estabas, lo sé. Creíste que jamás te amé.
Creyendo que no existía fracaso alguno, me estrujaste como yo lo quise hacer alguna vez.
Te pedí que me soltaras, había muerto el momento para darme todo lo que callabas.
Ilusionadamente triste dijiste cuanto también me amabas.
Y no yo, pero ahora mi alma contestaba:
-No, tú no me amas. Tú te amas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario